¡Navidad...Navidad...dulce Navidad...!

Despues de tanto tiempo sin trabajo ya daba por hecho que nunca trabajaría en nada… pero esa tarde había recibido una llamada inesperada, me citaban para el día siguiente por la mañana, para un trabajo en un centro comercial.

¡Estaba tan feliz…!que la noche me la pasé a vueltas en la cama haciendo con mis sábanas un hobillo, pensando y pensando en lo afortunada que era…

Me estaba viendo en un puesto de información al cliente, pues es un trabajo que encaja perfectamente con mi perfil, ya que soy de las que larga miles de palabras por minuto, dejando así a los que me escuchan, con la boca abierta y sin darles tregua para que ellos hablen…

Cuando llegué me fui a la entrevista,(tengo que decir que fue una de las más cortitas que había recordado en mi vida...).

Nada más llegar, me explicaron que el trabajo era solo por campaña de Navidad…

 Como estaba tan entusiasmada, me dije a mi misma que no pasaba nada, que yo valía mucho, y que en cuanto me conociesen me harían “fija de empresa…”,yo, sin escuchar ni una palabra de lo que me decían me imaginaba siendo ya la coordinadora de algún puesto importante dentro de la empresa… tenía una sonrisa  chulesca que creo que eso fue el detonante para semejante puesto…

Después de no haber escuchado ni una palabra de lo que me habían dicho, me llevaron a una pequeña habitación donde estaba mi uniforme…

Al entrar, el chico que me acompañaba me dijo que en cuanto estuviese lista lo llamase, así... ¡que allí me dejó!,encerrada… en aquel pequeño espacio.

Yo, miraba y miraba y no veía ningún uniforme, solo un muñecote grande de forma de “Reno”, colocado como si fuese un muñeco tentempié adornando aquel pequeño cuarto.

Con una voz muy fina llamé al responsable que me había llevado allí, indicándole que mi uniforme no estaba.

En ese momento… un escalofrío recorrió mi cuerpo, convirtiéndose en sudor helado…sus ojos me indicaban que aquel muñeco era para mi, y acercándose, me dejó un saco con unas golosinas para repartir a los niños…

Mi ego estaba por los suelos…pero aún así me enfrasqué en aquel muñeco enorme...

Aquello… era como quien vive en un cuerpo extraño… mis ojos no coincidían con los suyos, de manera que para ver, tenía que mirar por su boca, sobrándome así parte de su cabeza y alguna que otra pata.

Con todo eso… aun tenía la esperanza de que otros renos me esperarían, y que por lo menos tendría compañeros para llevar tanta responsabilidad y tan pesada carga.

No fue así…yo era el único reno andante de aquel dichoso centro comercial…

De repente, vi como se acercaban a mi una pequeña tropa de niños... así que me dije:

- Con lo que me gustan a mi los chavales…¡Esto está chupao!

Comencé haciendo un baile contoneando el disfraz, ellos …se quedaron perplejos… y el asunto comenzó a animarse de tal forma, que todos saltaban a mi alrededor acompañándome en ese baile...

Cuando de repente… un graciosillo hijo de su madre me asestó un golpe en la cabeza haciéndola así rodar por los suelos…

¡Dios! ¡ me había quedado sin cabeza…!

 Enfrascada en el cuerpo del Reno, intentaba agacharme para buscarla, pero aquel cuerpo estaba tan rígido, que no había forma de  que se doblase,  mientras tanto... otros malvados seres pequeños me tiraban por el rabo patas y demás...

Agobiada y hecha una furia sudando la gota gorda, sabía que tenía que defenderme, así que comencé a lanzarles de muy mala fe, aquellos caramelos que tenía en el saco, con tan buena puntería que a uno de los niños le di de lleno, tanto, que ...¡Dios la que se armó...! 

El niño chillaba de tal forma el condenado, que no se por dónde... apareció su madre, ¡armándose la marimorena!

Así que... comenzaron a llegar responsables del centro comercial, que… mirándome con furia, dieron por concluido mi trabajo...

Y... ahora que lo pienso..., ¡una mancha de caramelo tendré para siempre en mi currículum!